Hoy vengo con uno de mis autores
favoritos y uno de sus mejores libros (que no es tarea fácil). Un autor que me
enamoró desde que leí otra de sus joyas literarias, Las uvas de la ira, y que me sigue fascinando como el primer día.
Con él (junto con unos pocos más, afortunadamente) descubrí lo que es la
Belleza en la literatura.
Para bien o para mal, o para ninguna
de las dos cosas, este libro es más conocido por la película que inspiró
(protagonizada por James Dean y dirigida por Elia Kazan) casi que por él mismo.
No obstante, la obra merece por sí sola toda la alabanza y la atención que se
pueda prestar.
John Steinbeck la escribió en 1952
cuando ya era mundialmente conocido como uno de los mejores escritores
norteamericanos del siglo XX (diez años después le darían el premio Nobel de
Literatura) y se considera una de las mejores obras del autor, que, por su
parte, lo tenía como su libro favorito, el más completo.
Steinbeck imprime a la historia la
suya propia. No sólo aparece como uno de los personajes menores, sino también
sus padres y hermanos, al fin y al cabo los Hamilton no dejan de ser su propia
familia materna, formando, de esta manera, parte de la historia y de los
acontecimientos que van sucediendo a la familia Trask.
Aunque la obra cuenta la historia de
las dos familias a lo largo de tres generaciones, en realidad su eje principal es
la familia Trask, mientras que la otra, los Hamilton, sirve de inicio y de eje
vertebral alrededor del cual se van tramando las acciones, reacciones y demás
acontecimientos, aportando detalles y matices indispensables en la trama.
Steinbeck nació y se crió en el
valle de Salinas, California, y es allí donde se desarrolla toda la historia,
desde la guerra de secesión hasta la primera guerra mundial, en una sucesión de
hechos que parecen repetirse de generación en generación sin aparente
interrupción alguna, como si la maldición de Caín y Abel, en una revisión
alegórica del mito por parte del autor que a mí me encantó, hubiera caído en la
familia Trask y la llevaran consigo en la herencia genética. Steinbeck, de esta
forma, plantea el problema del libre albedrío y la predestinación, obligando al
lector a la reflexión y al análisis no sólo de los hechos sino también de los
caracteres de los personajes, hasta el final en el que el propio protagonista,
Caleb Trask, se plantea esas mismas interrogantes, como si de alguna manera
hubiera acompañado al lector o incluso viceversa.
El mismo autor durante la obra
trata directamente el problema: “Tal vez todos tenemos en el fondo de nuestro
ser un estanque donde el mal y las malas acciones germinan y crecen con fuerza.
Sin embargo, ese pantano está cercado, y la nidada chapotea intentando
encaramarse, pero siempre vuelve a caer. ¿No podría ocurrir que en las oscuras
charcas del espíritu de algunos hombres lo malo se haga lo suficientemente
fuerte para serpentear por encima de la valla y deslizarse con toda libertad? Y
en este caso, ¿no sería ese hombre nuestro monstruo, y no estaríamos
relacionados con él en nuestras aguas ocultas? Sería absurdo que no
comprendiésemos lo mismo a los ángeles que a los demonios, ya que fuimos
nosotros quienes los inventamos”.
La prosa de Steinbeck es directa y
sin recovecos o retruécanos gramaticales. No por ello da simplicidad a la obra,
cuya complejidad está en sus personajes, en el argumento, en los detalles, en
lo que parece no contarse, sino que le aporta una belleza luminosa,
resplandeciente, imperecedera, que queda plenamente patente en las descripciones
que hace de los entornos de los personajes, de los pequeños detalles que en
realidad dicen mucho, de los paisajes, como ocurre, por ejemplo, al principio
de la obra, cuando realiza esa hermosa descripción del valle de Salinas.
Es posiblemente la novela de ficción
en la que más reflexiones suyas propias incluye el autor, sobre todo a medida
que avanza la historia, lo que nos revela parte del pensamiento, las preocupaciones
y la personalidad de Steinbeck, haciendo más atractiva si cabe la lectura de la
obra.
Como el propio Steinbeck dice (perfectamente aplicable en su caso), “a veces una especia de
gloria ilumina la mente del hombre […] Es un hecho aislado que nos une al
mundo. Es la fuente de toda creación, y lo que nos diferencia de los demás”.
En fin, imprescindible.
Autor: John Steinbeck
Título original: East of Eden
Editorial: Tusquets Editores 2002
ISBN: 84-8310-225-0