viernes, 29 de noviembre de 2013

Pollo a la parmesana

Antes de que termine el mes quiero presentaros una receta que a mí personalmente me encanta. Lleva su tiempo hacerla, de hecho requiere de varios pasos y fases, pero si los seguís todos como indico a continuación ya veréis cómo os queda de lujo.

Los ingredientes para unas 6 personas son:
  • 900 gr de pechuga de pollo
  • 400 gr de queso parmesano en polvo
  • 375 gr de mozzarella fresca (unos 3 bolas del Mercadona)
  • aceite
  • pimienta cayena molida
  • albahaca 
  • sal
  • pimienta negra molida
  • perejil
  • ajo en polvo
  • orégano 
  • tomillo
Para la salsa:
  • 1 cabeza pequeña de ajo picado
  • 1 cebolla grande picada
  • ajo en polvo
  • 1 kg y 200 gr de tomates troceados
  • albahaca
  • sal
  • orégano
  • pimienta negra molida
  • una pizca de azúcar


Preparación de la salsa:

En una sartén sofreímos la cebolla picada hasta que empiece a dorarse



Entonces se incorpora el ajo picado (se puede poner menos, es que a mí me gusta muchísimo el ajo). Tras unos dos minutos haciéndose a fuego medio se añade el ajo en polvo, el orégano y la albahaca. Después de unos 5-7 minutos a fuego bajo se incorporan los tomates troceados, la sal, la pimienta y la pizca de azúcar. 



Se cocina, todavía a fuego bajo, durante unos 45 minutos.



Preparación del pollo:

Aparte, se filetean las pechugas de pollo y se aplastan un poco con un mazo de cocina. Luego se ponen a macerar durante 2 horas en una mezcla compuesta de una cucharadita de tomillo, otra de perejil, otra de ajo molido y medio vaso de aceite de oliva extra virgen (se puede añadir el zumo de un limón. Yo lo hago según me dé, porque a mí el toque cítrico no me gusta mucho, pero la verdad es que queda bien con los demás sabores. Es decir, que es cuestión de manías personales).

Cuando se saque el pollo después de las 2 horas, echar sal al gusto a todos los filetes.

Aparte, mezclamos 200 gr del queso parmesano (es decir, la mitad), pimienta cayena al gusto, albahaca y orégano también al gusto.

Se pasan los filetes por esta mezcla y los rebozáramos con ella. Se colocan en una bandeja de horno previamente cubierta de papel de aluminio o untada de aceite o margarina.



Se introduce en el horno precalentado y se hornea a 180º durante 30 minutos más otros 5 minutos a 200º (el pollo tiene que quedar dorado).

Se saca del horno transcurrido este tiempo y se añade encima la salsa previamente preparada, luego el queso mozarella en rodajas y finalmente el queso parmesano en polvo.









Se vuelve a introducir en el horno y se termina de hornear durante unos 10 minutos a 200º.



Es un plato delicioso y muy mediterráneo por sus ingredientes y sabores.



¡Qué rico!

lunes, 18 de noviembre de 2013

Pollo relleno de Navidad 2

Todavía queda poco más de un mes para Navidad, pero he pensado que quizá sería buena idea poner esta receta ahora para que aquellos interesados puedan echar un vistazo y planear el menú con suficiente antelación. 

Esta receta incluso me gusta más que la primera de pollo relleno de Navidad y la he ideado probándola varias veces con diferentes ingredientes hasta dar con los que, para mí, son los que mejor quedan. Ya veréis qué rico está.

Ingredientes:
  • 1 pollo deshuesado
  • 400 gr de carne de ave picada
  • 400 gr de carne de ternera y cerdo picada
  • 1 huevo
  • zumo de un limón o una naranja
  • perejil
  • pimienta negra molida
  • 75 gr de piñones
  • 50 gr de aceitunas negras
  • 1 cucharada de mostaza Dijon
  • 180 gr de jamón en tacos
  • 100 gr de queso parmesano rallado
  • sal
  • 1/2 vaso de vino blanco
  • 2 pastillas de caldo de pollo
  • aceite


Se mezclan bien todos los ingredientes (menos las pastillas de caldo de pollo, el vino y el aceite).



Se rellena el pollo con dicha mezcla. Se cose (con hilo gordito, como el que aparece en la foto).



Se coloca en una bandeja de horno en cuya base se ha vertido previamente aceite.



Se echa por encima una de las pastillas de caldo de pollo desmenuzada, aceite, la mitad del vino blanco y un poco de agua (un poco menos de medio vaso). Se mete en el horno precalentado a 180º durante media hora. Transcurrido este tiempo se saca del horno (mantener la puerta del horno cerrada para que éste no se enfríe) y añadir sobre el pollo relleno la otra pastilla de caldo también desmenuzada, el resto del vino y un poco más de aceite (un chorreón). Se vuelve a introducir en el horno a 180º durante una hora más, sin dejar de rociar el pollo con su propia salsa cada 10 minutos.



Listo! Se saca del horno, se filetea y se sirve con su propia salsa.



Delicioso!!!

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Babbit



Nueve meses después traigo por fin la reseña de un libro. Ya era hora, la verdad, así que mis disculpas por tan larga espera. Y para este "regreso" he escogido a Sinclair Lewis, escritor estadounidense nacido en 1885 y que fue el primer autor estadounidense en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1930. 

Sus novelas son una sátira de la burguesía que todavía tienen una vigencia sorprendente. Babbit es un buen ejemplo de ello. Considerada su mejor novela, retrata la clase media norteamericana a través del personaje de George F. Babbit, hombre de mediana edad que "no hacía nada en particular, ni mantequilla ni zapatos ni poemas, pero era ducho en el oficio de vender casas por más de lo que la gente podía pagar". 

La acción se desarrolla principalmente en la ciudad (imaginaria) de Zenith, situada en el Medio Oeste y que constituye en sí misma un personaje más de la novela. En ella todos fingen prosperidad y felicidad familiar, armonía y respeto por las leyes, que son consideradas extremadamente necesarias especialmente para los demás. Y así actúa Babbit, casado en realidad con una mujer a la que nunca quiso y con la que prácticamente se ve empujado a casarse por unas circunstancias que parecen estar fuera de su control y con dos hijos que lo ignoran, que no lo escuchan y que en muchas ocasiones apenas lo respetan.

El personaje va avanzando a lo largo de la novela al ritmo de una desesperanza interna bastante pasiva por otra parte, a veces sutil y otras patente. Babbit sólo encuentra el eco de sus sueños y ambiciones de juventud en Paul Riesling, su mejor amigo desde la adolescencia y la única persona con la que se siente auténticamente él mismo. Pero todo se rompe, el equilibrio entre lo que debe ser y lo que realmente es, cuando Paul dispara a su mujer, aunque sin matarla, y termina en la cárcel. 

Riesling, como digo, quiebra así el equilibrio, los convencionalismos y la falsa apariencia, cometiendo un acto horrible con el que delata su propia desesperación. Babbit en ese momento romperá sus propias normas en un intento de rebeldía un tanto infantil. Empieza a beber casi cada noche ingentes cantidades de alcohol (recordemos que la acción se sitúa en la época de la Prohibición), coquetea con otras mujeres hasta que se busca una amante y comienza a salir con los amigos de ésta, a los que ni siquiera soporta y que sólo el alcohol consigue hacerle ver con buenos ojos. Además, defiende y respalda en público los sindicatos, lo que va en contra de todas las normas establecidas de la buena sociedad. Finalmente, ante la animadversión e incluso las represalias que empieza a sufrir por parte de sus conciudadanos más supuestamente ejemplares, Babbit claudica y vuelve a comportarse como el buen y honrado ciudadano que se espera de él como miembro de derecho del grupo de los "Buenos Tipos", recuperando así "plenamente el respeto por sí mismo, la calma y el respeto de sus amigos". 

Lo único que queda como destello de esperanza en el futuro es su hijo al que, finalmente, le deja perseguir sus sueños: "...yo casi nunca he hecho una sola cosa en toda mi vida que quisiera en realidad hacer. No sé si he logrado algo más que ir tirando. Creo que he conseguido una mínima parte de lo que me parecía posible. Y, en fin, tal vez tú llegues más lejos. No lo sé. Pero siento una especie de hormigueo de placer al pensar que sabías lo que querías y lo has hecho. Mira, esa gente de ahí fuera intentará acoquinarte y hundirte. ¡Mándalos al infierno! Yo te respaldo. Acepta el trabajo de la fábrica si lo deseas. No te preocupes por la familia. No, ni por todo Zenith... No hagas como he hecho yo. ¡Sigue adelante, muchacho! ¡El mundo es tuyo!"

Se trata de una obra inteligente, llena de ironías, lugares ocultos y dobles sentidos bajo su aparente sencillez, de una gran profundidad y vigencia que hace que todavía pueda resultar transgresora por la acentuación de la inmoralidad que se haya de forma implícita en ese universo aparentemente perfecto, respetable y honesto. ¡Cuántas muestras de lo mismo encontramos hoy!


Autor: Sinclair Lewis
Título original: Babbit
Editorial: Nórdica Libros, S.L. 2009
ISBN: 978-84-92683-11-6

lunes, 4 de noviembre de 2013

Croquetas de espinacas, queso de cabra y piñones



Esta es una receta que yo misma ideé inspirada por una deliciosa tapa que probé en un bar. Mira que las croquetas, todas, están ricas, pero estas son especialmente deliciosas (a menos que no te guste alguno de sus ingredientes). Se hace como las demás, lo que significa que hacer la masa es fácil y rápido pero liar las croquetas es un poco latoso, pero como salen tantas y se pueden congelar (y, la verdad, son muy socorridas), merece la pena.

Paso a numerar los ingredientes:
  • 600 gr de queso de cabra (3 rulos de los que venden en el Mercadona)
  • 450 gr de espinacas congeladas
  • 60 gr de piñones
  • 1 cabeza de ajo
  • 3 cucharadas soperas de harina
  • 1 vaso de leche
  • sal
  • aceite
  • huevos
  • pan rallado


Se sofríe el ajo picadito y cuando esté dorado se incorporan las espinacas junto con al al gusto. Se cocina a fuego medio-bajo durante unos 15 minutos removiendo de vez en cuando.



Al queso se le quita la piel y se trocea.





Se añade el queso troceado a la mezcla anterior y se remueve todo hasta que el queso esté derretido y bien mezclado.





En este momento se incorporan los piñones y se vuelve a mezclar.



Se echa la harina. Primero una cucharada y se remueve todo. Cuando la harina haya sido absorbida, se echa otra cucharada y se hace lo mismo. Así hasta que se haya incorporado toda la harina. Una vez terminado este paso se va añadiendo la leche; primero un poco, se remueve hasta que no quede leche y se vuelve a echar otro poco, se remueve nuevamente y así sucesivamente hasta que se haya vertido toda la leche y la masa se despegue de la sartén.





Se deja enfriar la masa y, cuando ya esté templada o incluso fría (preferiblemente), se empiezan a liar las croquetas como en mi otra receta de croquetas (Receta de croquetas de pollo y jamón).



Se fríen en abundante aceite caliente y se colocan en un plato sobre papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.




Ya veréis qué delicia!